El reflujo ocasiona un dolor en el pecho, justo detrás del esternón. El dolor suele empeorar luego de comer, por la noche, o cuando uno está acostado o inclinado. El reflujo ocasional es común, y no hay razón para alarmarse.
Puede tener causas que no se deben a una enfermedad subyacente. Por ejemplo, comida picante, alcohol, comer demasiado o usar ropa ajustada.
Cuando el reflujo continúa produciéndose más de dos veces a la semana, es importante acudir al médico porque puede ser necesario un tratamiento específico para evitar que el esófago resulte dañado.
Puedes realizar algunos cambios en tu estilo de vida que ayudarán a mitigar el malestar como:
Perder peso si es necesario.
Evitar la ropa que aprieta el abdomen.
No cenar tarde y dejar pasar hora y media como mínimo antes de acostarse.
La ansiedad puede empeorar los síntomas, es recomendable practicar alguna práctica de relajación.
Evitar el alcohol, ya que estas bebidas irritan el revestimiento interior del estómago,
aumentan la producción de ácidos en el estómago y retrasan el vaciado estomacal. Cualquiera de estos factores puede causar además dolor abdominal, náuseas o vómitos.
Modera tu consumo de grasas, las frituras, los quesos, la mantequilla, las salsas con nata, los lácteos enteros en general, las carnes grasas y los embutidos se asocian a la acidez, porque la grasa se digiere lentamente y retrasa el vaciado del estómago. Por eso, cuando se consume en exceso, causa una gran producción de ácidos estomacales.
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